miércoles, 12 de junio de 2013

Hay que ayudar a África

Hay que ayudar a África y ver la manera de arreglar las tierras, abrir pozos hacerle canales, viviendas para que vivan como los humanos, no como viven  como espectros salidos de otro mundo. Habría que llevar excavadoras, peritos y  hacer de todo en ese mundo perdido, un paraíso que esos niños hambrientos sucios que las moscas le van chupando la sangre, esqueléticos, que sólo tienen la piel sobre los huesos, a esos que les decimos del Tercer Mundo. que no halla un mundo aparte para ellos que sólo haya uno para todos.

Es una lástima que entre la guerra y el hambre, mueran tantos seres, que su pecado es haber nacido en unas tierras míseras, y eso es lo que hay que poder hacer de esas tierras un vergel que todos tengan de todo lo que carecen, y si son hijos de nuestro Dios, son nuestros hermanos.

Da horror ver en esas guerras tantos muertos podridos sin enterrar, comidos por las moscas por las alimañas, tirados por el campo y la selva, niños mutilados y mujeres, que nada pueden haer por ellos, por ellas también son las víctimas de esa guerra de odios y de crimen.

Yo quisiera que todo lo que pongo aquí se cumpliera: de dar una vez al año el suelo de un día y pudiera verlo cumplido, creo que es lo más bello y hermoso que se podría dar a estos desgraciados antes que la muerte los envuelva a todos en sus garras.

Ya se ha inventado muchas cosas, que dan paso a la vida, y esos niños que antes de ncer ya vienen muertos, pudiera denunciarse de alguna manera su desgracia.

Había que terminar con las guerras, que esa es la culpable de todo el mal que nos acecha y todos fuéramos más buenos y ponernos de acuerdo de una vez por todas y tener compasión unos de toros. Pero no es así, lo único que queremos es exterminar todo ser que creemos que nos estorba para lograr nuestra ambición y eso no es.

Todos nos necesitamos de alguna manera o de otra.

El dinero es mucho pero algunas veces te hace desgraciado. Porque no puedes comprar la vida, eso nace contigo y solo Dios lo sabe. 

Es lo mejor que Dios hizo en este mundo.

Por eso debemos comprender que nadie es dueño de nadie, sólo hay un dueño absoluto:


DIOS