miércoles, 25 de mayo de 2016

Sigue navegando y llegarás.

Mi abuela disfrutaba con la naturaleza, los campos de olivos han sido siempre su gran fuente de inspiración pero su segunda fuente era el mar. Disfrutaba sentada con su bata y su sombrero en su silla de playa, debajo de la sombrilla, vigilando a sus nietos mientras se revolcaban con las olas y escribiendo a la vez poesía. Por eso muchos de sus poemas están relacionados con el mar. Transcribiendo este poema, que si lo lees parece que sólo cuenta una historia, he encontrado yo las palabras de apoyo que necesitaba en mi vida. Están en el verso 15: si sigues navegando, a algún sitio llegarás. Hoy mi vida es así, como dice esa estrofa, toda llena de azul del mar sin saber si llegaré a algún puerto y parece que ella me hubiera invitado a seguir adelante porque aunque ahora no vea mi puerto, lo veré. Si estás en esa situación, entonces espero que disfrutes de su sencillo poema.

Aquella barquita blanca
que camina por el mar
va desplegando su vela
para mejor navegar. 

Quién fuera su marinero
y con las olas luchar
y mirar las gaviotas
sobre la barca volar. 

El azul de tanta agua
y olas que vienen y van
no tienes miedo del viento
pero sí quieres rezar.

Por dónde llega el camino
si todo lo ves igual
pero sigues navegando
a algún sitio llegarás. 

Quién me espera allá en la orilla
y cuál persona será. 
Si es mi novia o es mi madre
yo no sé a quién quiero más.

Pido al viento que me empuje
y que no sea para atrás
sino que riele mi barca
que quiero pronto llegar.

Olas, no me traicionéis
que soy un pobre chaval
que ha seguido una aventura
sin saber cómo saldrá.

Pero confío en la suerte
esa que Dios me la da
aquél que reza a su Dios
nunca lo abandonará.