martes, 14 de junio de 2016

La herida

A mi abuela Amparo le gustaba leerme sus poemas. No me los leyó todos pero los que seleccionó eran poemas que reflejaban su verdad. Recuerdo que muchas veces paraba de leer y me decía "eso es verdad", "así ocurren las cosas" "y es la verdad"... aseveraba que en sus poemas ella escribía las cosas tal cual las veía, oía o sentía. Por eso muchas veces me pregunto a quién se referiría en tal o cual verso y ésta es una de esas veces... de quién sería la mano que ella cogía, de quién la boca sin risa.

Una amiga de mi abuela murió de una tuberculosis cuando las dos todavía eran unas chiquillas y mi abuela me contaba que todos los días, incluso a riesgo de contraer la enfermedad, hizo por ella lo que su novio no se atrevió a hacer, visitarla a diario y acompañarla hasta que murió. Tantas veces me habló de aquella historia de su amiga María (así se llamaba) que sospecho que este poema abraza aquellos días.


La Herida
Resultado de imagen de alma

El mundo va girando
como gira la vida
unos viven de sueños
y otros viven la dicha.

Es posible que todos
nos queramos un día
como dijo Jesús
en palabras divinas.

Como el campo florido
donde el agua corría
el cantar de los pájaros
desde lejos se oían.

Me llenó de esperanza
como aquel que camina
entre espinos y zarzas
que no siente la herida.

Donde voy me pregunto
ni yo misma cabría
si la locura de un sueño
que se fue de mi vida.

Buscando aquel ayer
que ya es cosa perdida
y no hay luz en mi alma
porque el sol ya no brilla.

Recordando el pasado
entre sombras metida
como luna entre nubes
de una noche vivida.

Ya no tiembla su mano
cuando están en las mías
ya no hay risa en su boca
pero sí que  suspira.

No hay dolor que no sientas
y te ves afligida
cuando ves que se va
sin saber si volvía.