miércoles, 26 de diciembre de 2012

Cosas de niña

Siempre me gustó leer todo aquello que caía en mis manos. En la casa había un libro manchado de aceite, no sé quien lo manchó; a veces he pensado si mi madre, que le gustaba mucho leerlo, se lo llevaría a la cocina y le derramaría el aceite  encima. 

Ese libro era muy curioso, tenía recetas de cocina y otras cosas muy interesantes.

Yo tendría 10 años pero me gustaban mucho los libros, un día cogí ese y empecé a hojearlo y vi cosas que llamaron mi atención, hablaba de la gestación y formación del feto. Yo no sabía lo que era un feto, pero al leerlo lo entendí, pues según un filósofo o un médico decía que los primeros 10 días estaba en forma de leche y a los 20 días en forma de sangre y a los cuarenta días estaba formado con todos los nervios y todo lo que de un ser se compone su cuerpo. 

Ademas de esto también decía que para que una mujer tenga una belleza completa tenía que tener 3 cosas blancas, 3 negras, 3 rosadas 3 largas 3 gruesas 3 pequeñas. Las 3 blancas, era el cutis, los dientes y las manos.
3 Negras, eran los ojos, el pelo y las cejas, 3 rosadas, los labios las mejillas y la uñas. 3 largas, el talle los dedos y las pestañas, 3 gruesas los brazos, las pantorrillas y el empeine del pie. 3 pequeñas, el seno, la cabeza y la nariz.

Yo no recuero si tenía que tener algo más, hace más de 78 años que lo leí eso, pero nunca se ha borrado de mi mente: por eso yo digo que la mente es la mejor caja fuerte que existe, en ella se guarda todo, lo secreto, lo bueno y lo malo de cada persona, o de uno mismo.

La mujer ama más que el hombre porque hace más sacrificio, y siempre está dispuesta de darlo todo por él, yo conocía a una mujer que por el amor de un hombre abandonó los hijos, en un país lejano, mucho debía amarlo para hacer eso. 

Estaban en Cuba, ella era viuda con niños pequeños, y como él se venía a España y ella no tenía para traérselos, pues se trajo a los dos pequeños y dejó a uno con 10 años y otro con 8.

Allí crecieron solos;  ya ellos sufrirían bastante sin más familia que los amigos de su madre. Yo a la madre la conocí y a mayor con más de 65 años  nunca volvió a ver a esos hijos. El más pequeño que se lo trajo con ella a España como había vivido en Cuba, pues cuando la guerra de España sus hermanos lo reclamaron y se lo llevaron a Cuba. Este sí le escribía a su madre yo muchas veces le escribía las cartas pues la pobre mujer no sabía. 

El mayor estaba en Panamá, pero según supe yo, no llegó a casarse, tanto sufriría, cuando su madre lo dejó allí que no quería saber nada de mujeres.

A estos hijos nunca volvió a verlos. 

A mi me causaba indignación cuando hablaba de su hijo mayor. Manolo se llamaba, y me decía: "éste era mi ojito derecho" y lo abandonó allí. Pudo más el amor que un trozo de sus carnes.

¿Puede esto pasar?
¿Tan fuerte es el amor?

En mi mente no cabe esto, o es que yo no he sabido amar, de esa manera. 

Ya hace muchos años que yo conocía a esa mujer, ya era muy mayor, lo menos tenía 65 años, eso fue en el 1946. Ya no sé lo que pasaría después, ojalá hubiera podido ver a sus hijos antes de morir. 

Dios la habría perdonado ya, y sus hijos también.

Es tremendo que esto pueda pasar, pero así es.

Sería feliz esa mujer después de dejar los hijos allí solos, y tan lejos que el barco tardaba dos meses de Cuba a España.

No puedo recriminarla; un momento de locura, le puede pasar a cualquiera.  Pero lo que no puedo pensar es que el amor pueda más que un hijo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario