miércoles, 24 de mayo de 2017

También se marchita

Mi abuela decía que lo que ella escribía era la verdad que veía. Por eso muchas veces leo algunos de sus poemas, como éste y me da pena que viera el mundo así, como algo moribundo lleno de sueños que no se cumplen. No era pesimista, mi abuela. Muy por el contrario era una mujer entusiasta que sabía vivir con sus recursos... pero en el fondo de su corazón, quedaban restos de sueños rotos que quizá inspiraran estos poemas:



En todo jardín florido
la rosa es la más bonita
la más fragante y hermosa
pero también se marchita

No hay que ilusionarse nunca
de las cosas que da la vida
el tiempo lo mata todo
por muchos años que vivas.

Porque la vida es tormento
sinsabores y desdichas
son sueños que no se cumplen
ni amor que no se termina.

Es como andar un camino
que estuvo lleno de espinas
es como cogerse a un tronco
que el viento después derriba.

Así son  y así serán
lo que sientes y no olvidas
porque irá unido a ti
 como el tallo a la semilla.

Ya no hay hojas en el árbol
donde jugabas de niña
ni aquella paloma blanca
que en el aire volaría.

Y aquel clavel arrancado
y aquella azucena linda
la misma que San José
en sus brazos llevaría.

A veces yo me pregunto
en dónde está la alegría
si unos viven tntas penas
sin tener ni una caricia.

Porque su vida fue triste
siempre yendo a la deriva
este no es mi mundo
estas son ramas podridas.

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